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miércoles, 22 de junio de 2011

Retos del S. XXI: El fin de la enfermedad

Uno de los mayores hitos del siglo XX han sido los avances científicos y técnicos que han conseguido extender la longevidad media de los humanos de unos 30 años a más de 80 años. La mayor parte de estos avances se realizaron a raíz de descubrimentos relativamente poco sofisticados como el desarrollo de las vacunas o de los antibióticos. Mientras que éstos han servido para el tratamiento y curación de infecciones mortales, la vacunas fueron más allá, y han supuesto la erradicación (concepto que me interesa destacar en este artículo) de algunas enfermedades mortales.

Creo que, sin duda, la lucha contra la enfermedad humana serguirá siendo uno de los retos del siglo XXI. Sin embargo, para ello disponemos de unas armas mucho más sofisticadas. Por primera vez, combatir la enfermedad humana se hará desde el conocimiento de los genes que la causan. Esto sólo ha sido posible gracias a la lectura completa del genoma humano y a la existencia de test genéticos que permiten analizar la composición de los genes en individuos sanos y enfermos. Las primeras terapias basadas en los genes se están desarrollando o ya están demostrando su efectividad, por ejemplo, en el caso del tratamiento del cáncer: las llamadas terapias inteligentes contra el cáncer que matan especificamente a las células tumorales y no a las sanas. Estas terapias han surgido gracias al conocimiento profundo de las causas moleculares del cáncer y de los genes implicados en este proceso.

Mientras que el concepto clásico de medicamento es tratar la enfermedad una vez que ésta ya ha aparecido, una de las claves del nuevo siglo será la prevención de la enfermedad anticipándose a su aparición. Ello supone el desarrollo de test que permitan anticipar los procesos degenerativos del organismo, así como el desarrollo paralelo de nuevos medicamentos destinados a frenar tales procesos. La mayor parte de las terapias actuales están diseñadas para el tratamiento de la enfermedad una vez que ésta ya ha aparecido, sin embargo, el nuevo concepto de medicamento que surge de la aplicación de test genéticos a miles de personas, es el desarrollo de terapias para evitar la enfermedad. Esto ha sido posible sólo gracias a la concienciación por parte de los ciudadanos, no sólo de los científicos, de sus riesgos de desarrollar ciertas enfermedades. De algún modo, esto ha sido un punto de inflexión en la percepción de la salud y de la enfermedad por parte de la sociedad. A través del conocimiento de su propio organismo y de su propio material genético, los individuos han tomado conciencia de que son vulnerables y de que pueden actuar antes de que sea demasiado tarde. Sin duda ésa será una de las vías de ataque claves para la erradicación de la enfermedad.

Pero, ¿cuál es la causa de la enfermedad? ¿Por qué enfermamos? Es cada vez más aparente que la causa principal de las enfermedades, desde el cáncer al Alzheimer, está asociada al envejecimiento de nuestras células y órganos, algo que progresivamente limita su funcionamiento hasta producir un fallo de los tejidos y eventualmente del organismo. El paso de los años es, por lo tanto, el mayor factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades. En otras palabras, la mayor parte de las enfermedades y su mortalidad asociada ocurren a partir de los 50-60 años, con el consecuente gasto sanitario billonario para los paises desarrollados, algo que es particularmente notable en el caso de las enfermedades crónicas que cursan a lo largo de años. Personalmente creo que el envejecimiento de nuestras células es uno de los factores destructores de la salud y uno de los principales enemigos a combatir para retrasar o erradiacar determinadas enfermedades.

Solo entendiendo las causas moleculares del envejecimiento podremos combatir eficientemente la enfermedad y así aumentar el tiempo de vida sana (libre de enfermedad), o lo que en inglés se conoce como “health span”. Pero para combatir a un enemigo no sólo hay que saber quién es (qué genes lo causan o lo previenen), sino que también hay que saber cuándo va a atacar, para así poder prevenir los daños. Esto último es sin duda algo que tenemos que averiguar individuo a individuo, ya que no todos tenemos los mismos riesgos de desarrollar enfermedades y el tratamiento inespecífico preventivo también supondría gastos billonarios de sus sistemas de salud. Este concepto implica necesariamente el desarrollo de marcadores de grado de envejecimiento, así como de marcadores que nos indiquen un determinado riesgo de enfermedad. La combinación de ambos marcadores podría ser crucial para predecir y, por lo tanto, prevenir las enfermedades. Estos marcadores, o alguno de ellos, también se convertirían en dianas terapéuticas para nuevos medicamentos destinados a prevenir la enfermedad. Por tanto, el desafio para los próximos años sera la eliminación de la enfermedad a través de su prevención combinando la investigacion con el conocimiento de las caracteristicas genéticas de miles de individuos, para lo cual es necesario una estrecha colaboración entre científicos y ciudadanos, algo sin precedente hasta este siglo.
 

MARÍA A. BLASCO | Publicado el 22/06/2011

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