Europa dejó de ser la botica del mundo hace décadas y sus esfuerzos para devolverle el protagonismo están siendo, de momento, estériles.

La industria farmacéutica europea está así cediendo terreno tanto en ventas, como en inversión en I+D no sólo frente a Estados Unidos, sino también respecto a las economías emergentes que, en los casos de China o Brasil, acumulan crecimientos de mercado superiores al 20 por ciento, frente al 1,8 por ciento que registran las primeras cinco economías del Viejo Continente.

Los resultados están a la vista. El 42,3 por ciento de las ventas mundiales de medicamentos en 2010 correspondió a Estados Unidos, frente al 29,2 por ciento de Europa, según recoge en su informe anual la EFPIA, la patronal europea de la industria innovadora de medicamentos.

Las ventas europeas estuvieron lastradas por la anemia crónica que padecen las compañías del Viejo Continente para desarrollar nuevos medicamentos y las dificultades para aprovechar un mercado fragmentado en precios y normas de acceso. Sólo el 22 por ciento de las nuevas terapias lanzadas en el mundo entre 2005 y 2009 se hizo en Europa (49 en total), frente al 61 por ciento de moléculas fabricadas en Estados Unidos (72 medicamentos).

Invertir esta situación será además harto complicado a largo plazo, ya que la crisis de los dos últimos años y las políticas nacionales de recorte del gasto público están pasando una factura muy alta al sector en Europa. Por primera vez, se redujo el gasto en I+D farmacéutica en 2010. En total, las compañías invirtieron 27.000 millones de euros, 440 millones menos que el año anterior, lo que se tradujo también en la destrucción de 1.682 puestos de trabajo.

Sector intensivo

A pesar del recorte, la inversión del sector en innovación sigue siendo la más intensiva de la industria europea. El 15,9 por ciento de sus ventas se destina a investigar nuevos tratamientos para impulsar un sector que ofrece empleo directo a 640.000 personas en Europa, 40.000 sólo en España.