La Infidelidad Financiera ¿El dinero es cuestión de dos?

Los temas financieros son de cuidad en esferas de negocios, laborales y familiares, por lo que la pareja no está exenta, pero qué pasa cuando el amor y el dinero entran en conflicto.

En Boom FM hablamos de cómo el dinero y su manejo se han vuelto uno de los problemas más frecuentes en las parejas actuales, pues no cabe duda que en el tema del dinero lo mejor es ser lo más claro y directo posible.

La infidelidad financiera es un nuevo término acuñado en la modernidad por quienes estudian las nuevas relaciones afectivas y el rol de cada cónyuge, un estudio realizado en EE.UU. mostró al menos la tercera parte de los encuestados, casi el (31%) miente a sus parejas sobre el dinero.

La encuesta fue solicitada por Forbes.com, quien soltó una frase incluso un poco más tétrica: “La infidelidad financiera puede ser la nueva normalidad”. Es decir, que en realidad ya no tendría nada de raro.

Pero, ¿A qué nos referimos cuando hablamos de infidelidad financiera? Se trata de ocultar a nuestra pareja nuestra verdadera situación financiera, cómo manejamos el dinero y en qué lo invertimos.

La mayoría de los casos se da por evitar peleas con la pareja relacionadas con su manejo, el pago de deudas o gustos costosos. Aquí no se trata de quién engaña más, pues los resultados de la encuesta aseguran que ambos sexos mienten por igual acerca del dinero.

Se cree que una infidelidad financiera puede llegar a ser mucho más grave que una aventura amorosa, pues el dinero suele ser un ingrediente determinante en la relación de pareja, en especial en quienes ya conviven juntos.

El estudio también muestra que la infidelidad financiera tiene consecuencias muy graves, con un 11% de parejas separadas y un 16% de divorcios por ese motivo.

Estas no son las únicas cifras alarmantes:

· 58% esconde dinero. Esa es la mentira más común.

· 54% ha hecho alguna compra a escondidas de su pareja.

· 30% ha escondido una cuenta por pagar.

· 16% no le ha dicho a su pareja sobre alguna compra importante que ha hecho.

· 15% tiene una cuenta bancaria a espaldas de su pareja.

· 11% ha mentido sobre sus deudas.

· 11% no dice la verdad sobre sus ingresos.

Y es que se dice que el problema es más común de lo que se cree, las razones de tener una cuenta en el banco sin el conocimiento de su pareja pasa por la falta de confianza de uno en el otro y el querer sobreponer los propios intereses a los de la pareja.

¿Cuál es la solución entonces para lidiar con esta infidelidad?

Una posibilidad es hacer un presupuesto de gastos de acuerdo al ingreso familiar, que incluya los gastos fijos de la pareja (vivienda, servicios, transporte, alimentación, etcétera), otra parte destinado al ahorro y a gastos no previstos (alguna enfermedad o algo que surgió de repente) y otra parte dedicada a gastos personales que sea de libre disposición.

Si cada uno trabaja, se sentirá cómodo gastando ese dinero en lo quiera sin necesidad de rendir cuentas al otro.

Si lo que deseamos es salvar nuestra relación, tenemos que cortar de raíz los gastos secretos de nuestra pareja (y el hábito que ha conducido a ellos, si existe). En todo caso, si a causa de esto tenemos deudas, no nos quedará más remedio que pagarlas cuanto antes.

¿No hay suficientes ingresos para ahorrar o para gastos propios? ¿qué tal montar un negocio? la tendencia en Norteamérica y varios países de Europa es tener un pequeño negocio extra, además del trabajo regular, para tener ingresos adicionales y estar tranquilo en el caso de quedarse sin trabajo o tener una salida imprevista de dinero.

Y cuando las necesidades básicas y de ahorro estén cubiertas, no habrá tanta necesidad de ser un infiel financiero.

Habla con tu pareja acerca del dinero, su manejo y de cómo le gustaría que lo utilizaran, a medida que la relación avanza y los temas en la pareja son más íntimos e importantes se pueden ir introduciendo temas como gastos, ahorro, deudas, necesidades, etc.

Dejar de ser infiel financiero al igual que otro tipo de infidelidades se puede dejar atrás si se cimenta en la confianza y el respeto por nosotros mismos y nuestro cónyuge. No podemos convertirnos en pasajeros de nuestras propias finanzas, sino en conductores.